La Viagra cambió el mundo. Reintrodujo el sexo para los pensionistas, devolvió la confianza a hombres inservibles y recuperó el entusiasmo de relaciones agotadas. En algunos casos, arruinó relaciones en las que una esposa madura, feliz y sexualmente inactiva, se vio enfrentada de repente a un marido que se comportaba como un cachondo de 17 años de edad. Y arrasó el porvenir de toda una industria. Las fluffers se encontraron sin trabajo y con pocas salidas. Se cree que muchas de ellas terminaron haciendo carrera en el sector inmobiliario.
A modo de explicación:
El trabajo de una fluffer consistía en excitar al actor porno mediante estimulación oral y manual. [...] De modo que la fluffer es la responsable de mantenerlo a punto y dispuesto para intervenir en todo momento.
El pornógrafo emprendedor
Gavin Griffiths
Empresa Activa
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